jueves, 26 de noviembre de 2009

"Los verdaderos Píratas" Joaquín SEMPERE

Llevaba días preguntándome que puñetas hacían los barcos de pesca europeos saqueando las costas somalíes. ¿Que nos parecería si las flotas africana vinieran a invadir nuestras costas? Siempre me ha parecido una cosa rara este proceder. Hoy, he recibido la respuesta a mis preguntas con este e-mail enviado por mi amiga Ute.

En 1991 se hundió el orden político de Somalia, país que sucumbió a una guerra civil empeorada por la intervención estadounidense. El colapso político dejó la sociedad somalí sin defensas, situación que fue aprovechada por navíos procedentes de Europa, Estados Unidos, China y otros países para verter en sus aguas grandes cantidades de residuos tóxicos y radioactivos. El abuso se hizo visible cuando, en 2005, un tsunami depositó en las playas y costas somalíes bidones corroídos y otras muestras de estos residuos. Según el enviado de las Naciones Unidas en Somalia Ahmadou Ould-Abdallah, la porquería tóxica acumulada en pocos días por la catástrofe marina provocó úlceras, cánceres, náuseas y malformaciones genéticas en recién nacidos y, al menos, 300 muertes.Pero las desgracias no terminan ahí. Aprovechando el desgobierno, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país, incluidas sus aguas territoriales. En 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles. Se estima que los ingresos generados durante un año por esta pesca extranjera ilegal ascendía a 450 millones de dólares. El resultado fue la rápida disminución de unas reservas pesqueras que eran el principal recurso para las comunidades de pescadores del país, catalogado como uno de los más pobres del mundo.Un reportaje de Al Yazira informa de que grupos de somalíes trataron de constituir un cuerpo autodenominado “Guardacostas Voluntarios de Somalia”, reuniendo dinero con el que pagar a la empresa estadounidense Hart Security, que se dedica a entrenar y formar luchadores y mercenarios por todo el mundo –y que, años más tarde, ha actuado como mediadora para el cobro de rescates en aquellas mismas aguas: ¡negocio redondo!–. Al parecer, hubo intentos de esos guardacostas voluntarios de negociar con los buques de pesca extranjeros para que dejaran de faenar o pagaran un impuesto para seguir haciéndolo, intentos que resultaron fallidos. El desenlace final fue lo que hoy se califica como piratería somalí. En un país plagado de armas, desgarrado por bandas rivales y sometido a una situación económica desesperada, un desenlace así no debería sorprender. A la vista de lo anterior es legítimo preguntarse: ¿quiénes son, en esta historia, los verdaderos piratas?Hay en España quien propone que los atuneros españoles (que son sobre todo vascos) lleven militares a bordo para disuadir a los piratas. En el Parlamento vasco, los votos del PP y el PNV han hecho posible el pasado 8 de octubre aprobar una moción en esta línea. El Congreso ya lo había descartado meses antes arguyendo que la legislación española no lo permite. Francia sí lo permite, y hace tiempo que en el Índico los barcos de pesca franceses llevan militares a bordo. Pero esta diferencia es de detalle: ambos países lograron que el 10 de diciembre de 2008 los ministros de Defensa de la Unión Europea aprobaran la llamada Operación Atalanta contra la piratería somalí, y que se diera luz verde al envío de entre 6 y 10 buques de guerra para “garantizar la seguridad” en el golfo de Adén con el mandato de vigilar las costas de Somalia, “incluidas sus aguas territoriales”.Estos hechos muestran que el colonialismo no sólo no ha muerto, sino que está tomando nuevos bríos. Y un nuevo aspecto marcado por la crisis de recursos naturales, en este caso la pesca. Las flotas pesqueras de los países ricos, compuestas por buques con capacidad para moverse por todos los mares del mundo, esquilman un caladero tras otro: son las principales culpables de la sobrepesca que desde hace años viene destruyendo la capacidad de regeneración de las especies marinas y preparando un colapso de las capturas a escala mundial. Las primeras perjudicadas son las poblaciones de los países pobres que dependen de la pesca local: ellas carecen de flotas potentes para pescar lejos de sus costas. El caso somalí es uno de los más sangrantes por las circunstancias políticas internas, pero no es el único.España está recuperando sus blasones imperiales contribuyendo a empobrecer a uno de los países más pobres del mundo. Al hacerlo no sólo comete una injusticia, sino que practica una política sin futuro también para sus habitantes. Porque cuando ya no haya caladeros por explotar en ningún rincón del mundo, ¿qué harán nuestros marineros y pescadores?Es una indignidad aprovecharse de un país desangrado por una guerra civil y luego mandar a los soldados a defender una causa indefendible que no hace más que profundizar la tragedia de ese pueblo. Y si se quiere mirar desde otra óptica, ¿cuánto nos cuesta mantener la dotación de dos buques de guerra, un avión y 395 efectivos de la Marina española que tenemos destacados en la zona?El caso tiene su moraleja. Un país desarrollado como España no debe, tras agotar sus propios recursos pesqueros, expandirse por los mares del mundo privando a otras poblaciones más pobres de sus medios de subsistencia, porque agrava la situación de esas poblaciones y las empuja a una resistencia que desemboca en aventuras violentas y salidas militares. La solución hay que buscarla en casa, adaptándose a unos ecosistemas dañados y gestionándolos mejor (por ejemplo, con la piscicultura como alternativa a la pesca), y adoptando medidas previsoras para que nadie se quede sin trabajo y sin fuente de ingresos. Es inquietante que se esté haciendo exactamente lo contrario: optar por la huida hacia delante y por un neoimperialismo ecológico reforzado militarmente que sólo puede redundar en un empeoramiento de la situación.

Joaquim Sempere es Profesor de Teoría Sociológica y Sociología Medioambiental de la Universidad de BarcelonaI

Vivir...

Por lo visto, ayer hubo una manifestación contra la violencia de género. Y yo, aquí, aislada en mi desierto. Lejos de la realidad. Este es uno de los motivos por lo que me apetece volver a la civilización, al asfalto y vivir en medio de la vida. Demasiado tiempo alejada. El campo, el monte, son buenos para los fines de semana. Seria mejor vivir en medio de un pueblo pero en una urbanización es una forma artificial de vivir con la naturaleza. Vive uno replegado sobre si mismo como un caracol. Al final, te molesta todo y todos. Te faltan las energías, los alicientes.. No te enteras de nada.. Vegetas…
Sueño con volver a la ciudad y tomarme un café con las amigas, o sola con mi periódico pero rodeada de gente. Que poquito pido… Y que complicado lo tengo…

Luis de Sepúlveda: Un viejo que leía novelas de amor.

... Sabía tanto de la selva como un shuar. Era tan buen rastreador como un shuar. Nadaba tan bien como un shuar. En definitiva, era como uno de ellos Pero no era uno de ellos.
Por esa razón, debía marcharse cada cierto tiempo porque – le explicaban- era bueno que no fuera uno de ellos. Deseaban verlo, tenerlo, y también deseaban sentir su ausencia, la tristeza de no poder hablarle, y el vuelco jubiloso en el corazón al verle aparecer de nuevo. …

…- ¿Y que hacen si no cazan?
-Trabajar desde que sale el sol hasta que se oculta.
- ¡Que tontos! ¡Que tontos! Sentenciaban los shuar. …

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Me regalo....

Estoy preparando un pedido de libros a “Amazon.fr” (Francia). Me asombra observar que puedo comprar libros de bolsillo por 3, 4 o cinco euros. Portes pagados a partir de 3 libros. (Dirección en Francia claro). Por mucho que busque aquí en España, no encuentro estos precios. En fin, de momento me preparo una cestita de regalo de navidad con novelas de Jean Giono, Guy de Maupassant y Bernard Clavel. El mejor obsequio es el que se hace uno mismo. No me gustan los regalos sorpresa. Tengo la casa llena de ellos.

Augusten Burroughs - Recortes de mi vida.

Mi sobrina Charline me deja un libro de Agusten Burroughs. « Recortes de mi vida ». Después de leer algunas páginas, me da la sensación de conocer ya la historia y poco a poco, reconozco los personajes de una película vista a medias hace poco. Digo a medias porque casi siempre las pillo empezadas y no veo el final porque Archie me cambia de canal o me duermo. Charline me explica que es una autobiografía y que el autor retrata su dramática infancia con mucho sentido del humor. No salgo de mi asombro, porque cuando vi la película, no pensé ni un segundo que pudiera tratarse de una historia real. Los personajes son tan estrambóticos, tan anárquicos, tan locos.. Parecen seres, frutos de una imaginación surrealista. Esta visto que la realidad supera a menudo la ficción. Creo que volveré a ver la película y le dedicare un poco más de atención. Bueno…. Acabaré primero el libro… Luego seguiré con "En el dique seco" del mismo autor. Me parece que este último no sera tán divertido... En resumidas cuentas: Os recomiendo su lectura.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Lilly of the valley.

Parece que toda nuestra vida gire alrededor de Lilly. ¿Como puede un ser tan diminuto trastornar nuestra vida hasta este punto. En limpiar la casa de los recuerdos que va dejando aquí y allá, ya me lleva un buen tiempo, asearla, otro tanto porque sigue siendo un poco mofeta. Todo no es malo, nos hace reír mucho y es tan tierna que nos hace olvidar las preocupaciones. Ayer, nos invitaron a comer unos amigos y volvimos pronto porque la habíamos dejado sola. Chocheamos ya…

Por otra parte, parece que su disco duro se va formateando poco a poco y va entendiendo lo que esperamos de ella. Muy rapida no es. Tiene la mente fragmentada y si le damos demasiado información de golpe se estresa. Algunas veces le digo que la voy a regalar pero a continuación la asfixio con abrazos y besos...

viernes, 13 de noviembre de 2009

¡Nueva vida!!!!

Tengo una necesidad imperiosa desde hace unos meses. Vaciar mi casa, mis cajones, mis armarios, mi garaje, de ropas que guardo por si acaso, fotos horrorosas, cacharros comprados que nunca uso, libros que no volveré a leer, las enciclopedias donde no encuentro nada. Necesito tirar o regalar todo lo que no necesito y despejar mi vida. Me agobia vivir rodeada de objetos inútiles.

No encuentro el momento de hacerlo, son veinte años de acumular trastos y no sé por donde empezar..

¿No vendrá mi Ada madrina con su varita mágica y me despejara la casa de un plumazo?