sábado, 29 de agosto de 2009

Un ritual.

Mi padre se acerca despacio, se inclina hacia mi, acerca su mejilla para que le de un beso y “estrene su barba”. Más bien para que estrene su afeitado con su maravilloso olor a jabón de afeitar.

Incógnita.

Alguien me puede explicar porque este gobierno o el anterior o el anterior al anterior toleran año tras año que los libros escolares sean diferentes en cada curso. ¿Porque se privilegia a unas cuantas editoriales antes que a miles de familias que se tienen que sangrar por los cuatro costados para adquirirlos? Se supone que la educación pública es gratuita. ¿Porque no incluir los libros? Entiendo que alguna vez, hay que cambiar los contenidos pero no cada año. Esta claro que es un buen negocio montado con el beneplácito del gobierno, el que sea. Si no cambiaran tan a menudo, se podrían revender cada año y en cada colegio montar un pequeño mercado de libros de segunda mano como se hacia en mi colegio hace más de cuarenta años. Antes de seguir protestando, me informo y averiguo que en algunas comunidades se entregan los libros gratuitamente o se prestan. Bien, ahora me hago otra pregunta: ¿Por qué no se hace lo mismo en todas las comunidades? El gobierno sigue sin hacer su trabajo.

Vivimos en una sociedad hipócrita. Tanta importancia se les da a los niños, que si son los reyes, que si hay que protegerles y en lo más elemental como es la educación se especula con ella. Nos olvidamos que el gobierno esta al servicio de los ciudadanos y su obligación es cuidarnos. Se supone que los impuestos que pagamos todos o casi todos son para ser revertidos para el bien de todos no de unos pocos.

¿Qué pasa con los niños cuyos padres no pueden costear los libros?