martes, 30 de noviembre de 2010

Me ganaré el cielo.

No me lo puedo creer, Archie se ha dormido otra vez en el sofá con el mando de la Telé cogido muy fuerte, el sonido alto y la repetición del partido de anoche Barcelona-Madrid.

Si no te gusta el caldo, toma dos tazas.

Dice que mando yo en casa. ¡Ya!

lunes, 29 de noviembre de 2010

Barcelona-Madrid

Estoy sufriendo. Barcelona 5 - Madrid 0 - y no ha terminado. Queria que ganara el Barcelona pero como tengo una debilidad por Casillas lo estoy pasando mal por el. Bueno ya ha terminado.

A mi no me gusta el football, tengo el corazón demasiado blando y padezco por los que pierden. Archie se enfada conmigo porque dice que siempre esta solo viendo los partidos. Es que yo no soy masoquista y no me gusta sufrir por algo tan trivial.

Próxima semana: Madrid - Valencia. Ya nos podemos preparar. Con la rabia de haber perdido tan estrepitosamente, se van a querer vengar con nosotros. ¡Uyyyyyyyy!! No quiero ni verlo.

Tarantino.




Magistral, la interpretación de Christoph Waltz en “Malditos bastardos”. Película que se merece un “diez” por su originalidad e impecable reparto.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Contra una puerta cerrada.


No he hecho los deberes. Tenía dos semanas para apuntar en un papel todas las rabias, todos los rencores que albergaba en mi corazón. Todo lo que me produce ira conmigo misma porque la guerra que tengo no es con nadie sino con mi propia persona. Tengo que hacer las paces conmigo para poder seguir adelante y en quince días, no he sido capaz de escribir una línea. Son tantas cosas las que tengo que hacer que no sé por donde empezar y al final no hago nada…… de nada.

Esperanza.

Cuando crees que ya no puedes más
siempre aparece
(como salida de la nada)
una lucecita.
Esta lucecita
renovará tus fuerzas
y te dará la energía
para dar un paso más.
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Elisabeth Kübler recordaba estas palabras de su madre cuando se encontraba ante una de las numerosas dificultades de su vida. Siempre encontró esta luz, hasta en los peores momentos.

Supongo que todos tenemos alguna frase de nuestras madres o abuelas que nos ayudan en nuestro camino para seguir adelante. Mi madre me repite siempre: Hay que soportar lo que no se puede impedir. Una monjita diminuta, a la que llamaban “patinete” por lo fuerte y rápida que era a pesar de su apariencia menuda fue la que se la transmitió. Trabajaban en el servicio geriátrico de un hospital de Normandía. Solo podían aceptar lo irremediable, entregarse con mucho amor incondicional, escuchar, coger una mano tendida y abrazar. Abrazar mucho. No es muy usual en un hospital donde no hay mucho tiempo para ello.

He cogido el relevo. Es como una cadena que se retransmite de generación en generación. No tengo hijos ni hijas pero tengo sobrinas y de vez en cuando coloco mi frasecilla. No sé si se les queda grabada. Quizás no. Puede que alguna otra porque soy bastante aficionada a las frases hechas. El caso es que con lo que esta cayendo, la podría colocar todo el santo día.

sábado, 20 de noviembre de 2010

lunes, 1 de noviembre de 2010

"Truco o trato"



“Truco o trato” y se nos quedo la cara de tonto. El primer año, nos pillaron desprevenidos y no les dimos nada. Desde entonces, procuramos recordarlo y nos gastamos una pasta en chuches y otras tonterías. Archie se disfraza con una mascara de cuero de Polichinelle que compré un día de excusión en un precioso pueblo del Lot (Francia) Saint Cirq Lapopie. No se asustan pero hacen como si. Luego les reparte caramelos, gominolas y otras chucherías. Lo de siempre vamos… El es el encargado del reparto porque a mi ni fu ni fa.

No hay má que pedirlo.



A veces, solo basta con desear algo para que ocurra. Hace unas dos semanas, pensé que me gustaría hacer un viajecito en tren. Demasiados años sin realizar ninguno y ya empezaba a echarlo de menos.

Antes de establecerme definitivamente aquí, en Valencia, era una asidua del ferrocarril. Muchos viajes en mis recuerdos, muchos miedos también porque cuando eres muy jovén, viajas sola y te encuentras en estaciones solitarias a horas tempranas o por las noches en la sala de espera de una gran estación como la gare Saint-Lazard de Paris, dormitorio de muchos vagabundos, esperando el tren para Normandía sueles pasar por situaciones complicadas. En aquella época, eran trenes con compartimentos de seis u ocho personas. En las estaciones, iban subiendo y bajando los viajeros y si hacías un viaje muy largo, te podían pasar cosas muy curiosas como la que voy a contar a continuación.

No creo que tuviera más de dieciocho años. Viajaba en un tren de larga distancia entre París y la Junquera. En una estación, se subió un hombre, bastante joven pero no sabría decir su edad, puede que los treinta. Pelo rapado, chaleco abierto sin nada de bajo, collares plateados con calaveras, cruces colgando de sus orejas, muchos tatuajes azulados en los brazos y la piel de un blanco grisáceo. Parecía recién salido de una película de vampiros. Al principio todo normal, el compartimento estaba lleno. Poco a poco, se fue vaciando. Salían tres personas, entraba una hasta que nos quedamos solos. A mi, se me hizo un nudo en la garganta y me costaba tragar la saliva. Me acurruque contra la ventanilla intentando fundirme en ella para desaparecer, me puse a mirar el paisaje con un ojo fuera y el otro atento a cualquier movimiento extraño. La verdad es que iba bastante aterrorizada. No sé si he descrito bien al hombre pero os puedo asegurar que daba miedo. Recé que no hubiera ningún túnel y si, hubo uno y muy largo. Las sienes palpitando, dejé de respirar, y cuando salimos de la oscuridad, le vi descansando con los ojos cerrados. Uf...

Al rato, abrió los ojos y empezó a hablarme. La conversación del principio, no la recuerdo pero poco a poco, me fue contando su vida. Su voz suave contrataba con su aspecto. Era francés pero llegaba de Suecia. Me contó que en Suecia, se suicidaba mucha gente y me enseño varias fotos de una mujer vestida con traje de novia blanco con muchos encajes, acostada dentro de un ataúd. La cosa iba bien. Seguía pareciendo una peli de vampiros pero ya no tenia miedo. Menos mal. La muerta era su mujer y se había suicidado. Supongo que contaba la historia a todo el que le quería oír.

Poco a poco, el compartimento se volvió a llenar y los nuevos llegados me miraban de reojo por parecerles raro que hablara con este individuo con estas pintas.. En aquella época, me importaba todavía la mirada de los demás.

Bueno, iba diciendo al principio que cuando deseas algo, te sorprende ver como ocurre. A los pocos días de pensar en ello, Archie me anuncia que vamos a recibir por mail los billetes de ida y vuelta para viajar en el Euromed destino Barcelona con motivo de celebrar el aniversario de una empresa con la que colaboramos. Los años me han enseñado que no siempre se tiene lo que se desea y que si llega bien y sino también. Cuando llegan, los recibo con la misma tranquilidad que cuando no llegan. No me suele afectar pero en esta ocasión, me sentí verdaderamente feliz, pregonándolo a los cuatro vientos.

Será porque me parece tan increíble que en poco tiempo, me han pasado varias cosas parecidas. Voy a desear que me toque la lotería. No se si va a funcionar pero por probar, no cuesta nada.

Realmente, me he dado cuenta que si anhelas algo con fuerza, se realiza siempre tarde o temprano.

Algunos de mis deseos han tardado muchos años en realizarse. Todo llega…

Por cierto, este viaje me ha encantado. He viajado multitud de veces a esta ciudad y ninguna la he visitado. Solo conocía los polígonos, cuatro avenidas de pasada y unos cuantos hoteles. Nunca hubo tiempo para pasear.