miércoles, 25 de febrero de 2009

Historia de un pájaro llamado Titi

Gaby encontró a Titi en el césped después de un día de mucha tormenta de viento. Se había caído del nido y andaba un poco asustado y sobretodo atontado. Supongo que se preguntaría donde estaba.

Llamar Titi a un pajarillo caído del nido, no es muy original pero es lo que se nos ocurrió sin pensar. Quisimos darle nombre a los pocos días de rescatarle porque pensamos que ya se había merecido un nombre por su empeño en sobrevivir. La verdad es que le ayudamos mucho pero el se dejo ayudar.

Nada más verlo en las manos de Gaby, fue para mí como un mazazo en la cabeza porque nunca se me hubiera ocurrido cuidar de un pajarito. Me gustan libre, en los árboles pero en una jaula en casa, la verdad es que no va mucho conmigo. Lo instalamos confortablemente en una vieja carnera que compramos hace tiempo par guardar los caracoles.

La primera gran pegunta fue: ¿como alimentarle? Era muy pequeño y casi todo desplumado. Tenía muy pocas esperanzas de vida; Así que pensé enseguida en coger un cuenta gotas para darle de beber y una jeringuilla para darle de comer. ¡Comer!!! ¿Qué? Coji la caja de copos de avena y mezclé un poquito con agua y después de removerlo bien se había convertido en una papilla suave y cremosa.

Pues nada… Me adopto como madre enseguida cuando supo que la jeringuilla llevaba la comida y en el cuenta gotas el agua. Aprendió enseguida. Se volvía loco al verme llegar con los instrumentos de su salvación.

Fue una gran experiencia. Nunca había "tratado" con un pájaro. !! Aprendí muchas cosas que ignoraba sobre las aves en general y lo pasamos "bomba". Le enseñamos a volar. Se dio varios castañazos contra los cristales y se cayó también entre las hojas de una sensiveria gigante que tenemos en un rincón de la terraza. Si no llego a ver donde se había caído, lo hubiera encontrado quizás, mucho tiempo después ahogado y disecado por el tiempo. Le rescatamos y a seguir volando como pudo hasta que aprendió a distinguir los obstáculos.

Después de un tiempo, creció, engordo, la punta de sus plumas se volvieron amarillas. Ya parecía algo. Nunca supimos si era Titi o Tita. Gaby dijo que le parecía una mareta.

Abrimos las ventanas y empezó a salir y a entrar. Un día vino acompañado de una amiga que le espero fuera mientras entraba a comer en su hermosa jaula (un palacio) que le acababa de comprar. Supongo que le quería invitar a comer pero al vernos se asusto y se quedo esperándole fuera.

Durante varios días, lo vimos acompañado. Venia al silbarle. Hasta que desapareció. Nunca supimos si había encontrado una familia o si se lo comió un gato. Nos quedo de el una preciosa jaula blanca, un hermoso recuerdo y un película divertida…

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