Caso de conciencia.

Desde que leí “Maldito Karma”, me encuentro con un verdadero caso de conciencia cada vez que tengo que matar una araña o algún bicho que se ha colado en casa. Antes, salvaba los pajarillos heridos pero ahora me sorprendo con mil maniobras para que salgan las moscas o las avispas y con la ayuda del recogedor y la escoba, aprisiono las arañas y las saco al jardín. No os podéis imaginar la que hemos montado en casa para ahuyentar una preciosa rata con orejitas redondas y el morrito rosa que se había instalado en casa. Conseguimos que saliera de la cocina al porche y de ahí, después de vaciarnos la tierra de una gran maceta, se salió tan campante por la puerta como quien sale de su casa. La vi salir después de mucho tiempo acechando detrás de la puerta, observándola hasta que por fin tomo las de Villadiego. Un vecino nos había dejado una trampa mortal para cogerla pero cuando la vi tan bonita y pensando en la novela, no pudimos utilizarla.