sábado, 4 de abril de 2009

ROGER

Ocurrió en 1944, en medio del desembarco de Normandía. Roger, tenia 17 años . Acababa de salir con la hoz y la carretilla con la intención de cortar hierba para alimentar los conejos. A los quinientos o seiscientos metros de su casa, oyó el motor de unos aviones. Se acercaban varios en cuadrilla y a baja altitud. Pensó que eran aviones alemanes que volvían a su país.

Solían sobrevolar el pueblo de camino a Alemania y de vez en cuando soltaban un tanque vacío de gasolina para aligerar peso. Cuando vio caer una masa de uno de los aviones, no se extraño y se subió a su carretilla como si a cuarenta centímetros de altura iba a divisar mejor lo que caía y sobre todo donde, para recuperar el preciado tanque. Con el fabricarían con su amigo Jean una canoa para navegar en el río.

Roger se encontró de golpe viendo las estrellas, tendido boca arriba en medio del campo. Una bomba de verdad acababa de caer a cien o doscientos metros de el. Difícil calcular la distancia en semejante momento.

No fue la única: entre 15 o 20 bombas cayeron sobre Vieux su pueblo. Se quedo tendido en el suelo hasta el final del bombardeo. Cuando volvió, el pueblo estaba destruido. De los trescientos y pico habitantes, noventa y seis habían muerto.

Roger cuenta que cuando caen las bombas, no lo hacen en línea recta pero como si no tuvieran peso, oscilan de un lado a otro. Hay que tener 17 años para fijarse en este detalle.

Se supo después que se debió a un error de cálculo en el tiempo. Los aviones venían a bombardear unos tanques alemanes que se encontraban en este mismo lugar de madrugada. Se habían marchado hace horas…

Muertos por nada. Errores de cálculo como muchos en otras guerras. ¡Los civiles no tienen mucha importancia!!!

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